Alimentación complementaria y hábitos alimenticios en la infancia

El Servicio de pediatría del Hospital San Juan de Dios de Sevilla, ha elaborado unas recomendaciones y/o directrices según las distintas etapas de la infancia, tanto para niños como padres. Surge como una guía para favorecer una alimentación lo más completa, saludable y natural posible, pero, sobre todo, que se adapte a cada estructura familiar.

Alimentación complementaria (6 meses a 2 años)

¿Sabías que la alimentación complementaria (AC) se considera el proceso por el cual se ofrece al lactante mayor de 6 meses alimentos (sólidos o líquidos) distintos de la leche materna (LM) o de una Fórmula Adaptada infantil (FA) como complemento y no como sustitución de esta?

Y, aunque en los últimos años las recomendaciones de cómo hacerlo han cambiado mucho y existen diferentes métodos, no se ha demostrado que ninguno sea mejor que otro.

Consejos y puntos claves de la alimentación complementaria

• No iniciar la AC antes de los 4 - 6 meses. Los nuevos alimentos “complementan” a la leche materna, no la sustituyen.
• No existe un orden estricto, ni alimentos mejores que otros para empezar (aunque es preferible los ricos en hierro y zinc).
• Utilizar alimentos cocinados en casa, diversificando las técnicas y preparaciones culinarias.
• Aumentar progresivamente la consistencia de los alimentos y nunca ofrecerle trozos grandes o de consistencia dura (para evitar atragantamientos).
• Permitir que el niño tome la iniciativa, manipule los alimentos y aprenda habilidades (darle cuchara y vaso).
• A los 12 meses ya puede consumir lo mismo que el resto de la familia, evitando los alimentos con riesgo de atragantamiento.
• No prefijar horarios rígidos ni la cantidad a comer. La cantidad la decide el niño. Nunca hay que forzarlos.
• Evitar alimentos superfluos. No es necesario añadir sal, azúcar, edulcorantes ni miel durante el primer año.
• Se recomienda introducir los alimentos durante el día, uno en uno y separados al menos por 7 días (tolerancia y aceptación).
• Procurar que sea en un lugar tranquilo, cerca de la mesa y con toda la familia.

Alimentación del niño entre los 2- 5 años

Esta época es clave para establecer buenos hábitos de alimentación y debe predominar la variedad de alimentos más que la cantidad. Algunos consejos útiles son:

• Desayunar en familia: Un lácteo suele ser la base: leche, yogur o queso. Incluir pan o cereales, con un chorro de aceite, una rodaja de tomate, un poco de jamón. Y completar con un poco de fruta o zumo natural. Algún día puede haber: huevos, churros, bizcocho. Algo saludable a media mañana: fruta, un trozo de queso, un bocadillo pequeño o un yogurt. Para beber, mejor agua.
• El almuerzo: En la mesa familiar o en el comedor escolar. Con platos pequeños. Hagamos un plato imaginario con tres partes: una para los vegetales, otra para las féculas (arroz, patatas o pasta) o el pan y la tercera para la carne o el pescado. Los guisos tradicionales son así: potajes, lentejas, menestras… El mejor postre es la fruta.
• Meriendas: Ricas y sanas pero pequeñitas. Un bocadillo de pan crujiente, pero pequeño, con queso, embutido, atún, etc. Un vasito de leche o un yogur o una fruta. Aunque sea muy poco, ¡que sea algo saludable!
• Cenar variado: Una sopa caliente en invierno. Pescado o huevo si se tomó carne a mediodía. Un poco de verdura como guarnición. Un poco de ensalada. Si apetece, otra ración de leche y… ¡a la cama!

En definitiva, en está época de la infancia es importante un menú variado, donde se incluya frutas y verduras a diario, así como para beber, procurar que siempre sea con agua

Alimentación en mayores de 6 años

En esta etapa los niños están muy influenciados por los compañeros y la publicidad, así como tienen más autonomía para decidir. Por ello es necesario mantener los buenos hábitos en casa y facilitamos los siguientes consejos para su consecución:

• Desayuno completo: Debe incluir lácteos, pan o cereales y fruta. Así tiene energía, proteínas y vitaminas. Esto mejora el rendimiento en la escuela.
• A media mañana: El recreo es para jugar. Mejor algo que se coma rápido como un bocadillo o una fruta. Y agua para beber.
• El almuerzo; cuanto más variado mejor: Calculen que el plato tiene tres partes: una para los vegetales, otra para las féculas (arroz, patatas o pasta) o el pan, y la tercera para la carne o el pescado. Las cantidades aumentan un poco más que en etapas anteriores. El mejor postre es la fruta o medio vaso de zumo natural. Que participen en las tareas de poner, quitar y servir la mesa y si es posible, comer con la televisión apagada.
• Merienda: debe ser rica y sana. Un bocadillo crujiente. Un vaso de leche, un yogur o alguna pieza de fruta.
• Cenar: debe ser variada, en familia y ¡sin la tele! Una sopa caliente en invierno o ensalada en verano. Huevos, pescado o carne, con un poco de verdura como guarnición. Fruta y, si apetece, otra ración de leche.

En definitiva, los padres deben enseñar a comer sano en todas las edades y en las distintas situaciones que se puedan presentar, teniendo en cuenta lo siguiente:

• El propio ejemplo de los padres.
• Planificando un menú variado semanal.
• Explicando por qué se compra un producto o se guisa de cierta manera.
• Con la despensa llena de alimentos saludables y vacía de “tentaciones”.
• Estimulando a que colaboren en la cocina y en la compra.