Hablamos con Cristina Garzón, geriatra y paliativista, por el Día Mundial de los Cuidados Paliativos

“La atención al mayor en San Juan de Dios es muy humanizada, el centro es el paciente y los profesionales pivotan entorno a su atención en equipos multidisciplinares, con la inestimable ayuda de los voluntarios”

Con motivo del Día Mundial de los Cuidados Paliativos, celebrado mañana 14 de octubre, hemos tenido la oportunidad de hablar con la especialista en geriatría y cuidados paliativos, Cristina Garzón, médico en San Juan de Dios de Sevilla.

Sobre nuestra especialista

La Dra. Garzón conoce la medicina desde muy pequeña, su padre era médico de familia y en su casa ha vivido siempre “las visitas a domicilio y una medicina cercana y humanizada”, nos comenta, lo que influyó y determinó su vocación.

Una vez terminó la carrera y comenzó a realizar las prácticas, empezó a ser consciente de la necesidad del cuidado de los pacientes mayores: “me di cuenta que el grupo de los mayores era el grupo más vulnerable, y además, que tenían unas peculiaridades en cuanto a su forma de enfermar. El anciano cuando enferma no lo hace de la misma forma que el adulto joven, y para mí supuso un reto personal, humano y profesional”.

Sobre la geriatría y sus funciones

La geriatría es una rama dentro de la medicina que se encarga de velar por la salud de los mayores. Su objetivo es la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de las enfermedades en las personas mayores.

A nuestra médico lo que más le gusta de su especialidad es el acompañamiento integral

que dedica al mayor: “el geriatra no solo intenta curar o controlar una enfermedad o atender una complicación médica si no que también acompaña al final, en las pérdidas funcionales y en la pérdida de sus capacidades, y si en ese acompañamiento además puedes ofrecer calidad de vida, se convierte en una labor muy gratificante”.

Una vez terminó los estudios de geriatría, se dio cuenta de que quería acompañar aún más: “así decidí especializarme en cuidados paliativos, donde he ejercido durante más de 20 años en la Unidad de Oncogeriatría y Cuidados Paliativos del Institut Català d’Oncologia en Barcelona”.

Más en concreto, hablando sobre la especialidad, nos parecía interesante que como profesional compartiera su opinión sobre si la geriatría había evolucionado o avanzado en los últimos años. La Dra. Garzón respondió firmemente que “afortunadamente la geriatría ha evolucionado muchísimo en los últimos años. Ya no existe (aunque es cierto que no se ha desterrado del todo) el ageismo, que existía en la medicina hace años. Cada vez hay más conciencia de que la edad es simplemente un número y que la edad biológica es distinta y no tiene por qué coincidir con la cronológica. Afortunadamente, cada vez se ofrecen más tratamientos curativos e innovadores y la edad per se no es motivo de exclusión para ello.”

Sobre su experiencia en San Juan de Dios de Sevilla

Como anécdota profesional, Cristina hace cinco meses, tras más de dos décadas en Barcelona, volvió a su primer hogar profesional: el Hospital San Juan de Dios de Sevilla. Volvió porque ya lo conocía, y ella lo califica como su “hospital de referencia”. Fue aquí donde encontró su primer contrato de trabajo: “cuando me planteé volver a casa y tuve la oportunidad de volver aquí, no lo dudé”.

La doctora ha vivido el contraste del pasado hospital con respecto al nuevo: más luz, más espacios, más habitaciones, una maquinaria innovadora… En conclusión, una mejora absoluta de las instalaciones: “yo conocía las instalaciones antiguas, un hospital mucho más pequeño, y el actual es un macrohospital, me atrevería incluso a calificarlo como un “hospital amable del futuro”. Aunque ha mejorado increíblemente, hay cosas que se mantienen, como por ejemplo el ambiente casi familiar, el trato cercano, la horizontalidad y sobre todo el respeto al profesional”.

Como hemos reiterado en ocasiones, en el hospital nos enfocamos mucho en la importancia de transmitir los valores de la Orden a nuestros pacientes: “la atención al mayor en San Juan de Dios es muy humanizada, el centro es el paciente y los profesionales pivotan entorno a su atención en equipos multidisciplinares y con la inestimable ayuda de los voluntarios. Ellos están pendientes de necesidades, en estos momentos de la vida donde la soledad puede llegar a ser la gran enfermedad que sufren nuestros mayores. Contamos también gracias a esta institución hospitalaria, con este grupo de voluntarios que ofrecen su tiempo, ayuda, cercanía que otros hospitales carecen”. Estos voluntarios, además de realizar acompañamiento para conversar, escuchar, pasear…, realizan también labores de muchísima utilidad, según nos cuenta la doctora: “los voluntarios acompañan a los mayores en sus salidas, a realizar alguna pequeña compra o incluso en alguna gestión bancaria, lo que es fundamental para mantener viva la dignidad de la persona, que no debe perderse en momentos de enfermedad u hospitalización”.

Sobre los Cuidados Paliativos

El paciente paliativo es un paciente que tiene una enfermedad incurable, que tiene un pronóstico vital limitado en el tiempo y que previsiblemente evolucionará en crisis, en las cuales hay una alta demanda de atención médica y de recursos, todo acompañado de un impacto emocional tanto en el paciente como en las familias: “es precisamente por esto por lo que la atención paliativa debería ser universal y accesible a todo el mundo. Debemos luchar porque cada vez sean más los profesionales que se especialicen en este tipo de pacientes y en esta atención”.

La atención paliativa erróneamente se ha considerado como pacientes al final de la vida y moribundos: “la atención paliativa debería instaurarse de una manera muy precoz al diagnóstico de la enfermedad oncológica, la paliación debe coexistir con tratamientos oncoespecíficos y hematoespecíficos, porque al final nuestro objetivo como profesionales es ofrecer una calidad de vida excelente: controlar muy bien el dolor y los síntomas físicos derivados de los tratamientos o de la propia enfermedad , abordar el sufrimiento emocional, facilitar si se desea la vivencia de la espiritualidad y la atención al duelo. Los cuidados paliativos no terminan cuando el paciente fallece sino que hay que atender a las familias en esta pérdida, lo que se debe hacer con equipos multidisciplinares”.

La doctora Garzón, como geriatra y paliativista, realiza una labor excepcional y desempeña un papel fundamental en el hospital, acompaña al mayor y a sus familias en todo el proceso de atención: “Envejecimiento saludable y calidad de vida, es la mejor recompensa que esta sociedad debe ofrecer a nuestros mayores”.